El Taj Mahal


Viaje a la India



 El Taj Mahal Un poema en mármo

Mtra. Alma Leticia Ortiz 

___________________________________________________________________________________ 

Mucho antes de que los faraones mandaran construir las pirámides o que Hammurabi creara las leyes o que los chinos inventaran el papel, en la milenaria India se desarrolló una civilización basada en la agricultura. Hablar de la India es remontarse al origen del ajedrez y del yoga, un camino práctico para el autoconocimiento, una de las más famosas filosofías de la tradición hindú que contribuye al proceso de unión de la mente con el cuerpo, pues la disciplina con el cuerpo influye en la conciencia; es hablar de castas y vacas sagradas -su leche era la principal fuente nutritiva para la población y eran tan apreciadas que se presentaban con honor como dote en las bodas o como moneda de curso legal, intercambiadas por comestibles y servicios o para cubrir obligaciones derivadas de los impuestos; se las ve en casi todas las calles y caminan o se detienen en cualquier sitio, inclusive en medio del tráfico, sin inmutarse en lo más mínimo. 

        En la India moderna existe una importante industria cinematográfica y un alto desarrollo en medicina y computación. Entre sus principales ciudades encontramos a la capital Delhi, Jaipur y Agra, donde se enclava esa maravilla del mundo llamada Taj Mahal, un monumento al amor, un poema en mármol. 

        Las alegrías y las penas del amor se expresan en leyendas y poemas, en sonetos y romances, en cantos y sinfonías; y también en mármol y argamasa, en andamios y cimientos. La fe, por una parte, y la vanidad, por otra, han forjado, a lo largo de los siglos, la historia de la arquitectura. La construcción del bello mausoleo del Taj Mahal en mármol blanco tiene su origen en una historia de amor. Aunque es una tumba, el jardín, entre paredes con cuatro canales de agua, representa el paraíso en la tierra. Desde el nacimiento del Islam como religión, en el estado desértico de Arabia Saudita, los jardines y el agua están asociados al paraíso; y tanto para los musulmanes como para los cristianos y los judíos, el jardín del Edén y el paraíso enmarcan el destino de la humanidad. 

        El Taj Mahal lleva el nombre de la mujer que reposa para la eternidad entre sus muros: Mumtaz Mahal, la elegida del palacio, nombre asignado como un alto honor, pues, según la costumbre, sólo quienes reinaban cambiaban su nombre. Así, cuando el príncipe Khurram sucedió a su padre, cambió su nombre de juventud por el de Shah Jahan que significa rey del mundo. 

        La princesa se llamaba Arjumand, y en 1607 tenía quince años. Era bella, culta e inteligente, el hijo del Gran Mogol, el príncipe Khurram tenía un año más que ella y era fuerte, guapo y famoso por sus empresas y por sus versos, dignos de un laureado poeta. Se conocieron en el Meena Bazaar, un mercado semanal que tenía lugar todos los viernes en el palacio; allí las damas de la corte vendían chucherías, para la beneficencia, a galantes caballeros que las compraban a precio de oro para recibir una mirada o una fugaz sonrisa. 

        El precio que Arjumand pidió a Khurram por un cristal tallado como si fuera un brillante fue verdaderamente digno de un príncipe: diez mil rupias, igual que si hubiera sido una joya auténtica. Khurram pagó con monedas de oro, tomó su trozo de vidrio y entusiasmado fue a pedir permiso a su padre para casarse con la bella vendedora. Entre el permiso paterno y el matrimonio pasaron cinco años, pues Shah Jahan tuvo que contraer antes un matrimonio diplomático con una princesa persa. Finalmente, en 1612, los dos jóvenes pudieron coronar su sueño de amor. 

        Shah Jahan atribuía un gran valor a las ceremonias y al simbolismo del arte. Poco después de su toma de poder inició la ejecución de grandes planes de construcción que se convirtieron en el símbolo de su soberanía. En honor a su difunta esposa, Mumtaz Mahal, que falleció luego de dar a luz a su decimocuarto hijo, decidió iniciar la obra más majestuosa y extravagante del imperio: veinte mil personas trabajaron en ella desde 1631 hasta 1653, dando forma en mármol a una arquitectura que fusiona la tradición hindú con la persa y la musulmana. El mármol blanco fue transportado de Makrana, en Rajasthán, a 300 kilómetros de distancia, utilizando miles de elefantes; se importaron piedras preciosas de Bagdad, China, Afganistán, el Tibet, Egipto, Persia, Yemen, Rusia y Ceilán para incrustarlas en el mármol y decorar el interior y el exterior del Taj. 

        Se dice que Shah Jahan tenía la intención de construir otro Taj Mahal de mármol negro, en la orilla opuesta del río Yamuna, pero fue derrocado por su hijo Aurangzeb, quien encerró a su padre en el Fuerte de Agra. Allí pasó el resto de su vida, contemplando la maravillosa obra a la que dedicó su vida, el monumento más impactante de la India aún hoy. 

     Taj Mahal: la perfecta expresión de la metáfora del paraíso creada por los mogoles; la tumba construida para la querida esposa de Shah Jahan: Mumtaz Mahal; un emblema del amor más allá de la muerte.

Entradas más populares de este blog

SEMBLANZA DE LA MAESTRA ALMA ORTIZ

PASEOS CULTURALES NACIONALES